viernes, junio 20, 2008

Seguridad informática y la casa del jabonero: cada quién con sus incentivos

En los últimos meses se ha observado en circulación un engaño o scam dedicado especialmente a los académicos. Haciéndose pasar por una editorial respetable (en el caso que yo vi directamente, Elsevier), se invita a investigadores a enviar manuscritos de artículos, con la promesa de que el editor decidirá a qué revista someterlos. La trampa está en que una vez que la víctima hace contacto con el supuesto editor, éste le pide un envío de dinero para cubrir los gastos de procesamiento. Las referencias señalan que el timo es por unos 300 dólares.

El timo está en este link (les insisto, OJO, mucho ojo, es una trampa) y la publicación Chronicle of Higher Education ha publicado ya desde febrero de 2008 una noticia al respecto que refiere a este "scam" como una "trampa nigeriana dedicada a académicos".

¿Por qué encuentro especialmente interesante este fraude, cuyo universo de víctimas es limitado, comparado con los videos de la muerte de Fidel Castro o el apoyo a las víctimas de los huracanes, y todos los clásicos del género?

Quizás porque golpea a la comunidad a la que pertenezco, la de los académicos. Ciertamente porque el texto del anuncio, si bien es ingenioso y hace su luchita para parecer legítimo, tiene todos los signos patognomónicos visibles para el ojo bien entrenado. Más, porque muestra que cada persona, cada grupo, puede ser atacado con un engaño bien dirigido. En todos, como nos enseñaba Alberto Alonso y Coria con base en palabras de su padre, el fraude empieza en la cabeza del defraudado.

Aquí, en vez de que el defraudado crea que de verdad lo puede buscar la hija de un dictador liberiano para ofrecerle millones de dólares a cambio de esencialmente nada, nos están queriendo hacer creer que es posible acortar el camino a la publicación. En lugar de la torturante ruta de preparar y enviar un manuscrito de calidad, esperar el arbitraje, pelear los términos de aceptación de las correcciones por el editor, etc., un simpático profesor de apellido escocés nos busca para pedirnos nuestro mejor producto y endulzar el camino a la gloria. Todo por 300 dólares que la víctima nunca volverá a ver.

El campo de la seguridad informática, especialmente en la especialidad del engaño por ingeniería social, sin duda es (siguiendo el dicho mexicano) como la casa del jabonero - todos resbalan.

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