domingo, mayo 10, 2009

Educación en línea y también teletrabajo en las crisis - continuación

Recibí un omentario a la entrada anterior de este blog, que ya pasé a publicación y comento: dice mi corresponsal anónimo que mi nota en la que deploro que no haya contenido curricular en línea suficiente para cubrir las tareas educativas durante los días de cuarenetna, aislamiento, "distanciamiento social", o lo que se presente durante un desastre como la epidemia de influenza, no toma en cuenta la realidad económica del país porque asume que toda la población tendría acceso a Internet y ése no es el caso.

Tiene razón en esto último, sin duda; en muchas otras entradas de este blog he indicado cuasas y factores de esa insuficiencia. La brecha digital no es más que una manifestación de todas las otras brechas de una sociedad. Que sea consecuencia o causa, que atacar este problema sea resultado de politicas en otros ámbitos o una de las palancas del cambio, es tema de mucha discusión.

A lo que me resisto es al impulso general del comentario recibido. La respuesta irritada sería "¡pues entonces no hagamos nada!" y me parece la menos conducente, la peor. Más bien me lleva a añadir que por supuesto, además de contar con contenido educativo curricular (y extracurricular) suficiente, nos falta resolver el problema del acceso individual a Internet. El acceso colectivo es un gran paso en tiempos "normales" pero si se cierran los espacios de reunión por motivos de salud, los cibercafés, centros comunitarios digitales, y demás formas que hemos inventado en México para no decir "telecentros", estarán cerrados también.

Un diseño completo estaría dando lugar a corto plazo - debió darlo hace mucho - a la combinación de contenidos en línea, equipos y conexiones individuales y a nivel hogar, y todas las prácticas necesarias asimiladas entre maestros, alumnos, padres de familia, y la sociedad en general. Si la OLPC no se hubiera vuelto artículo de fe, si tuviéramos un "Proyecto Ceibal" como en Uruguay, en fin, estamos otra vez en el territorio de Las Hubieras, al cual ya sabemos que los conquistadores llegan empantanados y no encuentran mejor cosa que hacer que colgar de un árbol al Cuauhtémoc que se deje.

Para mí la discusión no termina aquí. Octavio Islas ilustra en un artículo de hace un par de días otro de los problemas sistémicos que nos aquejan. En una discusión acerca de las condiciones del teletrabajo, que pudo hacer más para paliar la crisis, enfoca su atención acerca de la pobreza de la cultura de la información en México.

Que la crisis de la influenza nos esté mostrando estas partes de nuestro cuerpo nacional, sin ropa al bajar la marea, debe ser motivo para empezar a construir urgentemente soluciones.

Volveré al tema de la cultura de información en una entrada dedicada solamente a una visión de ese asunto. Entretanto, bienvenida la discusión vigorosa y franca. Mantengámosla civil y abierta. Gracias, amigo anónimo, por la provocación y con ello la invitación a precisar y completar mis argumentos.

2 comentarios:

  1. Te agradezco que tomaras en cuenta mi comentario y ampliaras tus argumentos.
    Tal vez lo desesperante de la situación es ver TODO lo que nos falta y el poco, ¿casi nulo?, apoyo que tenemos para lograrlo.
    Creo que todos debemos tratar de aportar en la medida de nuestras posibilidades.

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  2. Cuando mi mamá, la famosa "Blanquita" de la Subsecretaría de Comunicaciones, me habló por primera vez del proyecto "e-México" que impulsaba Vicente Fox, nomás pensé: "¿por qué un paisano sin luz y sin drenaje va a querer conectarse a Internet???".

    La brecha es innegable. La falta de calidad de la información depende de quien juzgue. Hablando de mi tema favorito, los blogs: existen los tremendamente bien escritos pero que hablan de estupideces, mientras que hay otros muy existenciales y filosóficos que escribieron con las patas (o con un toque encima).

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